Acudo al llamado de mis días y de mis noches. Sueño con rostros conocidos y
descubro que llegó el mejor de los días y preparo una fiesta grande: sin
invitados, sin quejas, sin miedos, sin desplantes.
Abro el cajón de vanidades y releo mi última carta, Reescribo mi nombre.
Recito a Lorca en honor a mi mejor
amante.
Y sin prisa, acudo al llamado de mis días y mis noches en silencio,
hurgando en lo que callamos y haciendo confesión de los secretos. Camino hacia
una roca fría que mutó bajo una ola
desconocida, sin regreso.
Voy sin bridas, dueña del viento.
Se que estoy más cerca del final, que del comienzo y no preparo la partida.
Disfruto mis días y mis noches y las
sombras de mi vestido abierto. No hay recato en este beso por la vida. En esta
festividad de géminis descalzada, entre las nube y el cielo.
Abro mi ventana y me siento dueñas de la lluvia, de las rosas amarillas,
del ave amanecida en mi vuelo. Y me asaltan
pecados innombrables, besos
agotados y anhelos inciertos.
¿Quién me entregó esta maravilla?. ¿Cómo se llama la vida
cuando el día y la noche son mis únicos
misterios?.
Abro los torrentes de mi sangre y me renuevo en esta fiesta de junio: sin
viejos, ni nuevos amantes. Con la memoria entristecida y el corazón
anhelante.
Soy feliz,. por estos años,
Por este abrazo inmenso entre yo y
el tiempo.
15 de junio de 2011, pensando en Oscar y en Graciela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario