Escapé de tanta humedad
y de silencio inaudibles
Luces ambientan la ciudad que desafía al universo: tocando su nube
mientras siluetas planetarias habitan adoquines que moldearon las pisadas.
Las semillas sin tierra, parecen vencidas
y no hay vecindad que anime tú llegada.
En los campos no crecen laureles y los cocodrilos presagian hecatombes siniestras y muestran el nuevo mapa.
El Sol-guerrero incansable- derriba con su Luz las sombras de la capital que ha quedado vacía, inmutable.
Y aun en medio de tanto desaliento, alcanzaste a leer mi nombre escrito bajo la lluvia, pero ya decíamos adiós a la última mariposa que murió,
al visitar la ciudad sin dioses.
Maritza, hurgando en el desafío de las verdades
14 de noviembre 2011
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