Pongo mi pecho sobre tú pecho y me hinca tú costilla, más pequeña que la mía y aprieta y aprieta mi corazón.
Sin tú pedirlo, mi corazón entra en tú corazón y tu saliva en mi boca.
Me abrazas como cuando te conocí. Tiembla la palabra y me miras en silencio, sin decir, te quiero.
"si no hablas no hay verdad", pero el recorrido de tú sangre y la mía transita en su propio lenguaje, más allá de todo lo perdido y el deseo agotado.
Puedo asegurar que tú cuerpo esta en el mio y yo
asombrada.
asombrada.
Maritza
No hay comentarios:
Publicar un comentario